Julio Tinaquero, el día que recibió la Cruz de San Raimudno de Peñafort.
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A pesar del gran número de horas que dedica a su profesión como procurador de los Tribunales, no falta a su costumbre de visitar, al menos cada dos semanas, la ciudad de Segovia y pasar un rato con sus padres. También aprovecha para ver a sus amigos, que conserva desde niño porque la amistad segoviana —dice— “es para siempre”.
Julio Tinaquero nació en Santiuste de San Juan Bautista. Fue el primero de tres hermanos. Su carácter, su buen humor y su optimismo caracterizan a este profesional del Derecho que es capaz de ser amigo de Pedro Arahuetes y de Jesús Postigo. Con éste compartió pupitre en el colegio, y del primero fue compañero de carrera. También llevó asuntos profesionales con otro político local, Javier Giráldez.
Aunque lleva 33 años trabajando en su despacho en Madrid, Tinaquero ha sido capaz de conservar las buenas relaciones con sus colegas del Colegio Padre Claret de Segovia, los cuales se reúnen cada dos meses. "Los segovianos mantenemos una relación de amistad muy fuerte, y eso es algo que nos caracteriza", resume este gran aficionado al fútbol. El deporte fue su pasión durante los siete años que estuvo internado en el Claret. Antes, hasta los 10 años, vivió en su pueblo natal, al que regresaba en los veranos para ayudar a las tareas del negocio agrario familiar.
La disciplina del trabajo en casa y la inculcada por los profesores del colegio concertado le marcarían la vida laboral posterior. Julio Tinaquero no conoció vacaciones hasta que comenzó a trabajar en Madrid.
Había cursado Derecho en el Colegio Domingo de Soto de Segovia, integrando la quinta promoción de este centro, entonces adscrito a la Universidad Autónoma de Madrid. Una vez licenciado de la carrera se embarcó en su primer proyecto empresarial. Junto a otros dos colegas de profesión, Eliseo de Pablos y Mariano Sáez, pusieron en marcha un despacho de abogados en la Plaza del Corpus. Para ganar clientes se recorrían muchos pueblos de la provincia.
En 1980 le llamaron de Madrid para trabajar como Procurador en el despacho que desde entonces ocupa, en la calle Conde de Xiquena, de mucha actividad de letrados, por su proximidad a estamentos judiciales como el Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional, o el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. "Son 33 años ya los que llevo aquí", recuerda añorando sus vínculos segovianos. Pero a pesar de todo su carácter abierto, campechano y conversador le ha permitido integrarse perfectamente en la capital. "Creo que soy un hombre de asfalto", confiesa. Se asentó en el barrio, en un primer momento de alquiler con otros amigos. Y pronto se adentró también en la Junta de Gobierno del Colegio de Procuradores de Madrid, donde ahora ocupa el cargo de Contador fiscalizando las cuentas de este órgano colegiado. Hace dos le fue impuesta la Cruz de San Raimundo de Peñafort, un reconocimiento que concede el Ministerio de Justicia a los profesionales del Derecho.
Además le hicieron socio de honor de la Peña de Taxistas en Madrid, un colectivo al que se encuentra muy próximo por motivos laborales y de amistad.
Su vinculación al mundo de las leyes le llega también por rama familiar, pues su esposa trabaja en el Tribunal Supremo, su hermana es funcionaria de los juzgados de la Plaza de Castilla, su otro hermano trabaja en una notaría en Sevilla, y su cuñada es magistrada. Por si fuera poco, su hija es letrada del Tribunal de Cuentas. Únicamente un hijo ha optado por el periodismo.
Julio Tinaquero nunca ha dejado de lado su afición al fútbol. Durante doce años ha presidido el Comité de Apelación de la Federación Madrileña de Fútbol. Actualmente es asesor del presidente, Vicente Temprado. Se hizo socio del Real Madrid nada más recalar en la capital de España, y donde espera seguir disfrutando muchos de años de las victorias de su equipo favorito.
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